El fuego que escribe
Por Rodolfo Prieto
El mambí no solo empuñó el machete: también escribió su destino. Un diálogo entre lucha e idea.
LeerRevista de pensamiento, cultura y arte cubano
“Entre el machete que corta y la pluma que escribe, nace la libertad del espíritu.”
Por Rodolfo Prieto
El mambí no solo empuñó el machete: también escribió su destino. Un diálogo entre lucha e idea.
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Por Ariel Sarduy
Viaje por la prensa independiente del XIX que sembró libertad en la isla y su diáspora.
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Por María Soto
Serie visual sobre la soledad del artista contemporáneo en medio del ruido digital.
VerEn tiempos donde el ruido digital eclipsa la voz interior, El Mambí Ilustrado levanta su bandera como un llamado a la reflexión, la memoria y la palabra libre. Esta primera edición, Manigua y Pluma, celebra el vínculo entre la lucha y la creación. La manigua es el terreno donde germinó la independencia; la pluma, el instrumento con que se trazó su relato.
En ambas hay un mismo pulso — el deseo profundo de ser libres y conscientes de nuestra historia.
Hoy, desde un rincón del Caribe y más allá de sus costas, esta revista nace para honrar a quienes pensaron, escribieron y soñaron Cuba, y para abrir sus páginas a los nuevos creadores que continúan esa obra desde el arte, la literatura y la reflexión.
La manigua no es solo un espacio físico — es también el territorio interior del ser cubano, donde se libra la batalla por la verdad. Este ensayo explora la idea de la “manigua mental”, ese estado de resistencia y creación donde el individuo se enfrenta a los dogmas para encontrar su voz propia. Desde Martí hasta los pensadores contemporáneos, el Pensamiento Mambí continúa vivo: en la palabra, en la crítica y en el arte.
Un relato poético que viaja entre la voz del campesino y el silencio del intelectual, buscando la raíz común que los une: la palabra que siembra.
“La tierra escribe con surcos, el hombre con tinta. Ambos dejan huellas que el tiempo no borra.”
Fotografías en blanco y negro revelan machetes colgados, libros abiertos, manos de artistas cubiertos de pintura y tierra. Cada imagen es una metáfora de la unión entre resistencia física y creación espiritual, entre la acción y la contemplación.
Desde Miami hasta Madrid, los cubanos continúan siendo mambises modernos: luchan con ideas, arte y memoria. Este artículo recopila testimonios de escritores y artistas de la diáspora que, desde su exilio, siguen cultivando una Cuba posible a través de la cultura.
Una mirada al papel de publicaciones históricas como El Habanero, La Patria Libre y El Cubano. A través de ellas, la pluma fue también un machete que cortó la oscuridad del sometimiento. Se incluyen reediciones y fragmentos que muestran cómo la prensa se convirtió en la primera trinchera del pensamiento cubano.
El Mambí Ilustrado invita a jóvenes escritores, artistas visuales y ensayistas a enviar sus obras para la próxima edición.
Tema sugerido para la Edición 02: “La Isla Interior – Reflexiones sobre identidad, soledad y pertenencia.”
Envía tu trabajo a: [email protected]
Ver bases completasEsta primera edición no busca respuestas absolutas, sino provocar preguntas. ¿Qué queda de aquel espíritu mambí en nuestra cotidianidad? ¿Seguimos escribiendo con la misma pasión con la que un día se empuñó el machete? Porque la libertad, aún hoy, necesita plumas valientes.

Un ensayo breve sobre el proceso creativo, pensado para El Taller Ilustrado. Habla del arte como trabajo, paciencia y búsqueda.
No hay musa sin martillo, ni inspiración sin disciplina.
En los talleres del alma se forja el arte verdadero. No se escucha el ruido de los aplausos, sino el roce paciente del artista con su propio límite.
Cada pintor, escritor o músico trabaja en silencio una obra que a veces nadie verá, pero que lo transforma.
Ese trabajo invisible —esa insistencia en crear aunque el mundo no mire— es el verdadero oficio del arte.
La cultura cubana está llena de esos talleres secretos: patios donde se esculpe, cuartos donde se escribe, cocinas donde se canta.
Allí, entre el aroma del café y la esperanza, sigue latiendo la patria más profunda: la que no depende del permiso de nadie para soñar.